miércoles, 31 de mayo de 2017

Micro-Microcuento #41

Estaba leyendo un artículo de hacía unos años sobre como se podían imprimir copias exactas de órganos en 3D y teletransportarlos dentro del cuerpo de un ser humano como medio para realizar trasplantes, a las células no les daba tiempo de darse cuenta de si algo se había separado y las formaciones de tejido seguían unidas después del proceso, se había evitado la incertidumbre y no había rechazo posible.
Esto me hizo pensar sobre otras aplicaciones, cómo lo de los vendedores de frascos milagrosos, cuanto menor sea la cantidad de masa a teletransportar su velocidad será superior, si por ende entendemos que la incertidumbre está relacionada con el tiempo de respuesta/eficacia y el principio activo rige el funcionamiento del medicamento.
No necesitabamos saber nada más para poder aplicarlo directamente sobre la zona afectadas modificando todas las célula en lo que dura un parpadeo, consiguiendo anular la expansión de la enfermedad a través de otros órganos, lo que con el transplante no sería posible resolver sin entrar en un bucle definido por el punto de partida, como una aspirina contra el alzheimer, cáncer, esclerosis...

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